martes, 7 de septiembre de 2010

Aquellos juegos de mesa de los 80



Pues sí los colecciono, y no sé ya dónde meterlos porque ocupan lo suyo. En la caja especificaba su uso con un "de 0 a 99 años" pero eran para críos. Cuando los jugaba tendría 8 y los tuve hasta los 14 añetes. Luego llegó octavo de básica y nos dijeron que habría chicas en clase y empezaron otros juegos. Y además en una mudanza de piso los perdí todos (incluidos 4 Geyper-Man Dios!!)

Todo empezó hace como un año más o menos. Soy asiduo de mercadillos de pulgas y segundas manos. Me vuelve loco encontar entre el polvo tesoros que para otros son basura o trastos inútiles. Y entre libros y artefactos de hace décadas, de vez en cuando aparece un juego abandonado por alguien. En fin, ya habéis visto "Toy Story" y ese es su tema reincidente. El abandono de juguetes es algo que ocurre siempre, tarde o temprano. Yo también los abandoné y ahora los recupero. Es emocionante. Casi tanto como comprarlos de nuevo. Pero no, esto es mejor, porque es como un reeencuentro.



Desde crío había guardado solo uno y este era "La ruta del Tesoro", un monopoli ambientado en la época de los piratas, bucaneros y corsarios de los siglos XV y tal y tal. Como coleccionabas cromos de Disney de los Piratas del Caribe del parque de Orlando te lo imaginabas todo como si lo vieras. Lo mejor era el dinero. Monedas y doblones en vez de billetes de caca de la vaca del monopoli.



Luego encontré El Palé y una edición tan sencilla del monopoli que parece de regalo. Luego llegó Pictionary y Dicciopinta, Bancarrota de MB.

Atmosfear es un extraño juego de estrategia de iniciación al rol de fantasía y magia, y estaba completado con una cinta VHS que te indicaba cómo seguir las reglas.

Y después está el apasionante Petropolis, en caja grande y edición de lujo. El juego trata de comprar terrenos como en el monopoli pero por todo el mundo, y luego en vez de poner casas y hoteles levantas torres de extracción de petróleo y plataformas en el mar. No veas como corre el dinero y los billetes. Y qué movidas se crean entre los jugantes. Esas ambiciones y esa llamada del morbo de amasar el dinero por el dinero que de repente descubres en ti y en los otros.

Una de las joyas de todo el lote es la espectacular ruleta de Geyper. Toda una gran caja con una ruleta francesa, sus fichas y tapete de tela y rastrillo. No os podéis imaginar las noches de timba y casino que montamos de vez en cuando. Un vicio y un cachondeo total. En su momento costaba unas 8000 pesetas, todo un dineral en 1980.



Pero el que me encontré el otro día en un rincón lleno de polvo y oscuridad fue Jumanji. Crei oir tambores de la jungla a lo lejos. Está completo y vaya ganas que tengo de probarlo. A la espera de una tarde de sábado de lluvia. "En la jungla te quedarás hasta un 5 o un 8 sacar". No sé si atreverme a lanzar el dado...

Al principio pensé que quizá podría jugar una o dos veces con todos estos juegos españoles clásicos y listo. Creí que no le daría más importancia y que me olvidaría, pero ahora incluso los restauro en el tiempo libre. Pensé en ponerlos en el Ebay a la venta, pero cambié de opinión y ahora me los quedo. Y yo que pensaba que no caería en esa estraña costumbre del coleccionismo retro.

Ahora ando a la espera de encontrar En busca del Imperio Cobra, de Cefa. Cuando no había video juegos o Internet ese era el campo de batalla de la imaginación. No creo que sea ni mejor ni peor haber crecido jugando así, sin recursos digitales. Es lo que había. Juegas con lo que toca. Y no eran nada baratos que yo recuerde.



Ridley Scott y Universal estaban tras "Monopoly: the movie", que trataría de un tipo que una mañana se despierta y su ciudad, su vida y todo su mundo transcurre en el juego del monopoli.

¿Te imaginas? meter la mano al bolsillo y que en tu cartera te encuentres una tarjeta visa de cartón y billetes nuevos como de juguete verdes, amarillos, rojos, azules... Eso es el Euro ¿no?

Santiago Usoz.