lunes, 15 de febrero de 2010

Goyas 2010: Pocoyó al poder



Una buena gala la que vimos anoche. En un decorado conceptual con los colores negro y rojo predominantes recordando los afiches de las películas de Alex de la Iglesia (¿casualidad?) y el ambiente de la Sala del Emperador en Empire strikes back, tuvimos dos buenas y sorpresivas horas de entrega de premios del cine español. Ya la intro de acción en forma de mal sueño de Buenafuente nos indicaba que comenzaba la aventura del cine.



Con más de cuatro millones de tele-evidentes y un 26% de share la gala no ha quedado en ningún mal lugar y se aprecia un esfuerzo patente por agradar. Digo esfuerzo porque cuando algo fluye tan bien y entretiene lo que tiene qué, alguien ha trabajado en la sombra engrasando la maquinaria. Es un éxito patente la gala de ayer.



Todo un acierto dejar el timón a Buenafuente, mojarlo CGI de agua con pipí de las tuberías de los baños del palacio, dejarlo solo ante Pocoyó y matarlo de un tiro porque así todo el mundo está satisfecho. Como en el buen cine de espectáculo y masas donde se da una ración para cada uno y así todos nos sentimos indentificados con una acción o personaje. Este año apenas había verguenza ajena mientras veías como se desgranaban las entregas y los chistes porque todo estaba sazonado al punto. Y es dificil cocinar para muchos y que guste.

Bien por el galardón (como siempre tarde ya que padece Alzheimer) a Antonio Mercero nuestro Spielberg particular. Ojalá hubiera sonado la intro de Verano Azul y no el tema tétrico de la muerte de Chanquete durante la entrega del premio, pero para eso habría que haber reaccionado hace muchos años.

Bien por el premio a la muy recomendable Celda 211, una pelicula de acción al estilo Disney que le ha hecho sombra (mucha tampoco) a la fría y pretenciosa Agora (gracias por el culo de la Weisz Amenábar).



¿Y qué me decís de la última media hora? Como toda buena película con final insospechado y después del golpe de efecto de la pelea La Sardá-Buenafuente, va y aparece Pedro Almodóvar. (¿Enterrando el hacha de guerra con la Academia?). ¡Joder con los guionistas! Así se hace. Sí señor.



Supongo que la mano de Alex de la Iglesia como presidente de la Academia se manifiesta así, aportando su grano de arena al negocio y dándonos lo que mejor sabe hacer: espectáculo. Porque una gala del cine tiene que ser diversión ya que promociona eso. Enhorabuena a todos los implicados en el trabajo ameno, ágil, inteligente y divertido de ayer. Si se sigue por este camino nuestro cine le merecerá la pena al público.

¡Enhorabuena Alex!

jueves, 4 de febrero de 2010

Logos digitales a mano



El verano pasado Cadena Cien propuso un pequeño concurso para reproducir su logo de otra manera. Llamaron a la prueba "Verano hecho a mano". Yo me dije vamos a participar. Y se me ocurrió en un minuto un logo a base de pendrives de colores y discos de 45 rpm y un CD. El diseño lo titulé "Pasado y futuro, Cadena 100"

Lo pongo aquí ahora porque me lo acabo de encontrar en una carpeta del computer y me apetece que vea la luz digital.

En fin el concurso no lo gané. Ni siquiera fui elegido entre los 20 finales. Había muchos y además buscaban otra cosa, algo más mundano, no tan refinadito. Qué le voy a hacer si es mi herramienta habitual el ordenador.



El logo ganador es una sandía tallada "a mano" como las que ponen en los chiringuitos de verano entre vermuses y olores a gamba en gabardina. Y también en los cruceros. Ahí se lucen los cocineros junto a su creación mientras salen de la cocina y les da un poco el sol. Es lo que pedían realmente, era verano.

Total que se suponía que el diseño debía ser hecho a mano. Reinterpreté la norma a mi manera. Me dije que algo hecho a mano es algo realizado con unos dedos, luego es algo digital, luego podríamos hacer algo con tecnología digital: o sea yo uso la mano para usar el ratón, para usar el ordenador. Mano-digital (qué bueno soy).

A veces voy así por la vida y todavía no le encuentro utilidad. Hago lo que yo quiero, como y cuando me da la gana. Me salto la norma y me lo paso tan fetén. Doy una vuelta a la casa y entro por la puerta de atrás. Y luego ni siquiera quedo finalista.