viernes, 10 de febrero de 2012

Star Wars 3D episode I (en Tatooine otra vez)



Como voy a ir a Túnez y no pasar por Tatooine. Esta vez tengo fotos que os van a sorprender. De momento os dejo una de la plaza del pueblo mientras testaba un sable laser que a veces se encendía y otras no.

Santiago U.

jueves, 9 de febrero de 2012

Navidad en Túnez (otra vez)



Feliz año nuevo 2012 a todos. Cada vez alargo mas el tiempo entre entrada y entrada. Más de 60 días sin decir nada de nada. Como siga así voy a desaparecer...

Este nuevo año comienza con una nueva imagen en el blog. Año nuevo blog nuevo. Dejo el negro atrás y cojo la luz del blanco nuclear (¿de Fukushima?). Del homenaje a Pocoyó hablaré otro día.

El final de año pasó hace ya mucho tiempo pero tengo material que subiré uno de estos días. Estuve nada menos que en Túnez otra vez. Aprovechando una oferta de viaje, nos fuimos hacia la verdadera Africa, dejando por unos días atrás la España de la burbuja del ladrillo y del miedo al futuro.

No os recomiendo paisanos españoles que viajéis a Túnez ahora. El españolito medio ha dejado de ganar y gastar dinero a espuertas y eso se traduce en muchos menos viajes de vacaciones. Nos tratan mal ahora porque ya no les visitamos tanto como hace cuatro años, no gastamos nada y porque con el nuevo régimen demócrata el tunecino está chulo y ya no se siente país exótico para los turistas de Europa.



El guía tunecino moreno y con sus Ray-Ban de espejo, nos ignoró lo máximo que pudo durante todo el viaje mientras mantenía interminables, ininteligibles y furibundas conversaciones en árabe con el conductor del monovolumen, mientras atravesábamos Túnez de norte a sur. Eso no significa que no nos contara sus textos resabidos sobre las cosas y lugares que vimos, no hombre. Lo que pasa es que nos sentimos ajenos a nuestro propio viaje que pagamos religiosamente en el Corte inglés, con una oferta especial del mayorista de Túnez, que tiene que bajar precios porque ya no hay turistas que quieran ver el perdido lago salado de Chott-El-Jeridd (ver fotico).



Fueron más de 1500 kilómetros de larga conversación (y de bolsas azules tiradas y desechadas por todas partes). Supongo que arreglaron el mundo esos dos árabes. Supongo que hablaran de la Primavera árabe y de la revolucíon de una cultura anclada en todo el sur del país en la tradición más machista que una mujer occidental pueda imaginarse.

En el hotel los camareros nos querían timar con las consumiciones. En la calle sorteando a los vendedores subidos a la chepa, cuando no comparabas te llamaban "catalán", soltaban "español no compra", decían "español tacaño"...

Fue imposible pasear en la medina nueva de Hammanet cuando casi te cierran el paso intentando que entres a su tienda para comprar un souvenir por un Dinar. Agobiante, pesao, asfixiante y axfixiante.

Cuando salías del hotel te esperaban chavales de 25 años que se pegaban a tí y te contaban el cuento de que eran el cocinero del hotel. Te llevaban lejos de las calles pricipales y te querían meter en tiendas, en pricipio, para que compraras a un Dinar de todo lo que pudieras pagar. No acompañamos nunca a ninguno. No nos quedamos para averiguar si era venta lo que tenía preparado o vete a saber qué. El hotel no nos avisó sobre estos tunecinos que además miraban a nuestras hembras con ojos abiertos y manos sobonas mientras les recitaban el "guapa guapa chica guapa" acercándose lo que no se tenían que acercar.

Supongo que una revolución te vuelve la cabeza del revés, pero a mi ya me han visto. Se acabó Túnez. Que se queden con sus dátiles y su aceite que según ellos es de los mejores (por cierto no lo probamos en ninguna comida y dicen las malas lenguas que lo venden a Italia a quintáles que lo embotella como propio). Y qué decir de ese tipo oscuro (¿y peligroso?)que aparece de no se sabe dónde, que te coge las maletas, te las lleva dentro del aeropuerto y no te las suelta si no le pagas, y tienes que llamar a la policía o enfrentarte a él para que se largue mientras te maldice.

Si no hubiera hecho casi el mismo viaje en Navidad del 2009 no habría visto este cambio tan radical en su trato al turista español. No sé qué harán con alemanes o americanos pero sí sé que debería cuidar mejor al poco turista que va a verles y a dejar los cuartos en su liberado y nuevo país.



No obstante no puedo olvidar a las estupendas y luchadoras gentes del sur del país viviendo entre polvo, piedras, motos remendadas cien veces y cultura milenaria atascada en el pasado. Las mujeres silenciosas y sonrientes tejiendo alfombras que lucirán en grandes casas de gente de aliviada economía. Los niños que venden sus piedras al turista cuando estan de vacaciones del colegio. Y esos viejos con la piel morena llena de mil arrugas curtidas del sol del desierto, que te colocan ese pañuelo palestino (hatta o kuffiya) que te venden con esa calma del bereber que sabe que la vida es pasarla y vivirla, simple y duramente.

Lo mejor para el turista gilipollas, también, sigue siendo el paseo en camello (dromedario) por el Sahara para experimentar algo primitivo, ensoñador, barato y diferente. Esta vez estuvo nublado y no fue tan espectacular como la otra vez, pero el desierto es como el mar que tiene vida propia y parece que te habla desde su animista existencia.

FOTO DE LA BOLSA AZUL. Animista existencia la de las bolsas azules de plástico tiradas a miles por todas partes del sur del país. Por la calles, las cunetas de la carrera, palmerales de dátiles, enredadas en las chumberas... Las usan para llevar la compra o para recoger dátiles. Y luego las tiran.

¡Saludos!