miércoles, 10 de marzo de 2010

Miguel Delibes se va de caza al más allá



Acabo de enterarme de que Miguel Delibes ha muerto esta mañana en Valladolid. Miguel ha vivido sus buenos 89 años. No es una mala cifra para un hombre. Ha escrito mucho y bien y le tocaba descansar.

Hace bien poco Miguel Ángel Revilla, el singular presidente de Cantabria, le concedió la Medalla al Mérito Turístico, que ha sido creo, el último galardón obtenido en vida.

No soy un gran lector de este tipo de literatura española, pero lo recuerdo de los años del colegio. Sencillo, fácil de leer, cercano, ameno, y a veces muy descarnado.

Recuerdo haber leído El disputado voto del señor Cayo y Diario de un cazador, que se lo di a mi tío favorito, pero nunca ni siquiera lo ojeó. No le gustaban mucho los libros.

Mi tío era cazador y uno de esos hombres de una pieza. Parco, serio y fiable al 100%. No podía vivir un día sin visitar su huerto. Aunque vivía en la ciudad necesitaba de la naturaleza, mancharse las manos con tierra, y pescar como cuando tenía 20 años. Durante dos temporadas fui cazador con él y mi primo, pero yo era muy malo porque lo espantaba todo. Me imaginaba caminando por la selva buscando Gamusinos extraños y sólo me encontraba pequeños gorriones comunes. Lo dejé al poco tiempo porque lo único que era capaz de destruir con la calibre 12 eran latas, que volaban bajo mi fuego como en las películas. Pero no sentía esa rabia depredadora que necesitas para cazar. Vamos que por aquellos días no estaba por la labor de matar.



En los años 80 cuando me despertaba el vicio del cine vi en VHS Los santos inocentes, de Mario Camus, basada en el libro del mismo nombre de Delibes. Es una de las películas que más me han impactado nunca. Es como un tiro de sal en el corazón. Es tan macabra y desasosegante como una película de terror. De hecho es que lo es. Describe esa España de provincia de posguerra sin color. Amarga, cruel y desesperanzadora. Deprimente hasta la náusea.

Por entonces se estrenaba en cines también Terminator de James Cameron y esa era mi elección. Prefería la fantasía americana que el realismo social de los años grises de mi país.

En fin, volviendo al tema del post, que tengo pendiente de leer desde no se cuándo Cinco horas con Mario, aunque, animal de imágenes, preferiría ver la adaptación teatral.

3 comentarios:

  1. qué interesantes vivencias tuvistes en tu infancia, es una suerte tener en la familia alguien como describes a tu tio. intentaste lo de la caza pero el cine pesó más... no he leido ni visto nada de delibes y la verdad me entra el gusanillo con motivo de su fallecimiento. recomiéndame un título de entre su bibliografía. thanks

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  2. Bueno, siempre podría tirar al plato, aunque el retroceso de las escopetas vaya golpe que tiene.

    Yo te recomiendo mismamente el El disputado voto del señor Cayo que menciono en el blog. Te dá una idea sobre por donde van sus tiros.

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  3. La verdad, Santi, es que a mí también me ha entrado el gusanillo de leer a Delibes. A ver si le hago un hueco y os comento algo en mi blog.
    Besos,
    eVa

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